¿Cuántas veces hemos escuchado esa frase? Lo único que
encontramos tras esto es, sencillamente, puro amor
de madre, ese
instinto natural a protegernos siempre que puedan. Por supuesto, todas tenemos el derecho de vestir
y de hacer con nuestro cuerpo lo que queramos, pero por desgracia tenemos que
tener en cuenta que hay mucha gente que opina que no, que si llevas determinada ropa o tomas ciertas decisiones el
derecho a decidir sobre tu propio cuerpo lo pierdes, automáticamente. Y, para más inri, las que sufrimos las
consecuencias de esta injusticia somos nosotras.
Febrero de 2016, una mujer
pierde el juicio en contra del hombre que abusó mental y físicamente de ella
durante años. Se la
fuerza a tomar una decisión: o continúa trabajando para él, o abandona su
carrera. Este caso ha obtenido gran interés mediático ya que la mujer es
conocida mundialmente, Kesha, mientras que el hombre en cuestión es un famoso
productor musical de la compañía Sony, Dr. Luke. Si este tipo de injusticias
ocurren en Estados Unidos, en el primerísimo primer mundo, ¿os imagináis las barbaridades que sufren a diario mujeres
en países en los que no existen los Derechos Humanos? Sé que es difícil ponerse en una situación que no se ha
vivido, pero con un poco de esfuerzo y una mirada a las noticias/información
existente en internet todo se consigue.