Hoy me he despertado filosófica y no he podido evitar escribir esta entrada.
Una vez escuché que, de cerca, todo se vuelve feo, y la
verdad es que no podría estar más de acuerdo con esa afirmación. De cerca
puedes percibir grietas, defectos e imperfecciones que con cierta distancia
jamás hubieras podido ser capaz de apreciar. La materia sobre la idea, de
Platón.
Y con las personas ocurre lo mismo, cuanto más conoces de
alguien, más defectos descubres. Pero es inevitable, al fin y al cabo, el hecho
de ser humanos nos hace ser imperfectos.
Pero la pregunta es, ¿lo que nos da miedo es encontrar esa
fealdad en los demás, o en nosotros mismos? Mejor aún, ¿darnos cuenta de
nuestra fealdad o que lo hagan otros?
Somos nuestros peores críticos, eso es una verdad como un
templo, pero es inevitable pensar que esos defectos propios que nos obsesionan
son tan graves para los demás.
Fotografía y edición: Eva Mena
Pero entonces pasa. Sin darte cuenta empiezas a ser tú mismo, sin esconder esos detalles que odias pero que, sin embargo, te hacen ser quien eres. Y es el cambio más maravilloso que puedes experimentar.
Aprendes poco a poco que esas grietas e imperfecciones también
pueden ser bonitas, que pueden ser amadas de igual manera que tus virtudes.
Sobre todo, aprendes a vivir en paz contigo mismo.
¿Sabéis qué es lo mejor de todo? Sólo necesitamos a una
persona para ser felices: a nosotros mismos. Está claro que, hagas lo que
hagas, no le vas a gustar a todo el mundo, así que ¿por qué no gustarle a la
persona que está al otro lado del espejo?
Puestos a elegir, mejor quedarnos con lo que nos hace sentir a gusto en nuestra piel.
Os deseo una buena semana.
S.
¡Hola Sara! Como siempre, un post cargado de sentido común y buenas palabras. Entiendo a la perfección lo que dices, pues en muchas ocasiones yo soy el primero que me obsesiono en ver solamente mis defectos... ¡y a veces los más allegados no se dan ni cuenta! Al final yo he acabado por pensar que soy como soy y no quiero cambiar... si les parece bien a los demás, pues vale; si no les parece bien, pues el problema es suyo...
ResponderEliminar¡Un besazo y que pases una buena semana!
Le Style et Moi
No sabes la alegría que me da contar con tus comentarios en mi blog.
EliminarEste post ha sido fruto de una de estas ocasiones en las que te apetece expresar el bienestar que sientes contigo mismo. Creo que es la calma que viene tras la tempestad que supone el trastoque hormonal de la adolescencia, por así decirlo.
Este tipo de cosas son las que me gustarían haber leído en esos tiempos difíciles, así que es como una especie de carta a mí misma del pasado. Cuando creces te vas dando cuenta de la razón que tienes tú, con ese comentario, pero que antes resultaban invisibles.
Un abrazo, Óscar, y feliz semana.
Me ha encantado el texto, tiene mucha razón. Me quedo sobre todo con la última parte.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Muchas gracias!
EliminarEs algo que mucha gente, sobre todo cuando se atraviesan edades difíciles, debería reflexionar. Creo que todos seríamos un poquito más felices teniendo esto en cuenta.
¡Un beso y feliz semana!